viernes, 3 de octubre de 2008

Sobre la Violencia en la marcha del 2/X/08.

Me parece importante que analicemos lo que ocurrió ayer y que, por desgracia, ocurre con frecuencia en algunas movilizaciones convocadas para realizar protestas por diferentes temas.
Quienes incurrieron en actos de violencia son, en su mayoría, grupos anarquistas que consideran que con estas acciones se radicaliza y fortalece la lucha, entre ellos, es muy probable que el gobierno infiltre algunos provocadores para exacerbar las confrontaciones y al mismo tiempo que se sumen algunos oportunistas que sin ningún sustento ideológico buscan aprovechar la ocasión para generar desmadres o saquear comercios, como algunos lo hicieron y de lo cual hay imágenes.
Sin embargo no se puede negar que la mayoría son compañeros de lucha aunque no compartamos sus métodos. Cuando comenzaron sus acciones el grueso del contingente comenzó a gritar “Fuera porros de la UNAM”, “el que no brinque es porro” y algunas otras consignas en las que quedaba claro el repudio de la inmensa mayoría de los manifestantes a dichas acciones. Insisto, la mayoría de estos chavos no son porros, la mayoría tienen un (aunque endeble) sustento ideológico y creen que es así la mejor forma de manifestarlo. ¿Que debe hacer el contingente?
Creo que se actuó de forma correcta. El contingente debe de aislar estos grupos y evidenciar su actitud, ¿por qué? Simple y sencillamente porque la marcha no estaba convocada para eso. Porque se escudan en una movilización de masas para imponer a la inmensa mayoría conductas que no son aprobadas por los demás y después exigen su respaldo, exigen que no los señalen, que los apoyen e incluso buscan protegerse ante el contingente. Estas acciones son muy fáciles de infiltrar por la policía para reprimir un movimiento pacífico y legítimo.
Considero que los compañeros que crean en lo que ellos llaman “la acción directa” tienen todo el derecho a creer en ello, a practicarlo y a ejercer su tipo de lucha. Pero no escudados en una inmensa mayoría que no está de acuerdo con esa metodología e incluso la repudia, exponiendo a todos por igual a una represión que se evitó gracias a la prudencia de los diferentes contingentes que supieron diferenciarse de los grupos que querían imponer la confrontación.
Si los compañeros anarquistas quieren realizar estas acciones, que se convoquen explícitamente para ello, que vayan los que estén de acuerdo y que corran el riesgo que decidan correr sin exponer a quienes no comparten su visión. Además en algunos momentos sus acciones rayan en una cobardía inadmisible pues agreden a los grupos policiacos que se encuentran impedidos por órdenes superiores para defenderse, agreden a policías, seres humanos, que no les queda más que soportar la agresión.
Los miembros de las corporaciones policiacas también son explotados y pueden ser potenciales aliados si en lugar de agredirlos irracionalmente tratamos de convencerlos de sus situación de explotación y la posibilidad de cambiarla si luchan organizadamente al lado del pueblo. Estoy completamente de acuerdo con el derecho a la autodefensa, cuando el policía, en su papel de aparato represivo del Estado, agreden a los contingentes, estos tienen el derecho a confrontarlos y defenderse. Es incluso una necesidad organizativa, pero a un policía inmóvil, que únicamente está haciendo su trabajo, que no esta agrediendo, que se encuentra parado e impotente ante órdenes superiores que le impiden responder la agresión, agredirlo, me parece un acto de cobardía. Cobardía que se refuerza cuando dan a los policías la orden de defenderse y entonces los “valientes revolucionarios” que segundos antes los agredían a mansalva, corren despavoridos, y los que son detenidos se quejan y acusan de represión. El movimiento debe sustentarse en valores morales profundos, de otra forma no hay diferencia entre lo que somos y lo que combatimos, lo que pretendemos cambiar.

Sobre la Crisis Económica Estadounidense.

En la actualidad estamos viviendo el estallido de la peor crisis económica en la historia de los Estados Unidos y, ante el papel de dicha potencia en la economía mundial, la cual se he globalizado, podemos estar hablando de la peor crisis económica en la historia mundial. No son pocos los economistas que plantean que esta crisis superara al “crack” y “la gran depresión” de 1929. Los demás al menos hacen un parangón entre ambos.
Esta crisis desnuda las carencias del sistema capitalista neoliberal de producción y acumulación del Capital y sus grandes riesgos. Francis Fukuyama nos hablaba del fin de la historia, del fin de las ideologías. De que la caída del bloque socialista daba paso a una etapa de progreso, desarrollo y acumulación permanente e infinita del capital, así como de beneficios y prosperidad para los habitantes del mundo.
Sin embargo estamos en crisis, y una profunda.
Desde hace ya muchos años, la economía norteamericana no permitía que la gente mantuviera el “american way of life” o modo americano de vida. El sueño americano tenía límites y los estaba transgrediendo. Para lograr salvar las apariencias y mantener su hegemonía, los economistas norteamericanos recurrieron al plástico en sustitución del dinero líquido, a vivir de prestado, a tener un buen presente a condición de arriesgar el futuro.
Durante muchos años su dominio sobre las colonias o subcolonias con que cuenta en el mundo, la explotación sobre los países de tercer mundo o dependientes les permitió paliar ese déficit que sin embargo se seguía acumulando. Hoy la inmensa mayoría del pueblo norteamericano sin embargo, no es dueño ni de su casa (en la mayoría de los casos hipotecada), su coche (sacado a crédito) e incluso su ropa (pagada con VISA o Master Card). Los créditos al consumo les han permitido vivir una vida que no estaba al alcance de sus bolsillos, pero las deudas se acumulan y, tarde o temprano, los deudores no podrían pagar.
La crisis estalló por parte del sector inmobiliario, de las hipotecarias, el costo de las casas norteamericanas (como aquí en México) estaba muy por encima del poder adquisitivo de los trabajadores, sin embargo no había problema pues se otorgaban créditos al por mayor (como aquí en México, al menos en parte), lo que permitía a la gente adquirir vivienda, aunque en realdad no era suya (como aquí en México) sin embargo la gente no lo notaba. Estrenaba casa, pagarla, lo vemos luego. Sin embargo las altas tasas de interés así como la pérdida de ingresos netos en relación a los costos de la vida, poder adquisitivo pues, los fue llevando a dejar de pagar (como aquí en México). Las inmobiliarias empezaron a decomisar casas (como aquí en México). Pero el problema fue mayor de lo que esperaban, los números de los morosos rebasaron las expectativas de lo que podría considerarse un sano equilibrio financiero y el sistema colapsó, llevándose entre las patas al resto del sistema financiero norteamericano y, por consecuencia, mundial.
La crisis va a deprimir el mercado, aún si se aprueba el FOBAPROA gringo, lo único que se hace es adquirir más deuda, ahora en manos del pueblo mismo y a futuro, comprometiendo a generaciones posteriores que ya van a nacer hoy con esta pesada carga bajo sus hombros. Esto puede provocar, y muy probablemente lo hará, el cierre de empresas norteamericanas en territorio nacional, la baja en importaciones, que para nosotros son exportaciones, el 90% de ellas las tenemos con los gringos, la pérdida de empleos de aquel lado de la frontera, donde los más perjudicados serían, como siempre, los más vulnerables, es decir los migrantes, con la caída en las remesas al territorio nacional. Es decir la crisis nos va a arrastrar. De eso no nos cabe la menor duda.
En cuanto al sector inmobiliario más vale que en México se regule la cuestión. Actualmente si quieres comprar una vivienda no alcanza con el crédito INFONAVIT, así que hay que recurrir al banco y comprara a través de una SOFOL, pero con esto no se toma en cuenta la cantidad total de INFONAVIT, sino el llamado INFONAVIT puro, con lo que se redúcela parte que aporta la institución y pone más el banco, aumentado con una tasa de interés elevada. Tenemos el caso de personas que compraron casa hace 5 años con mensualidades de $2, 500 y que actualmente están pagado cifras cercanas a los $7, 000 cuando es evidente que los salarios no han subido en la misma magnitud. Lo anterior provoca que dejen de pagar y la inmobiliaria o el banco demanden y los expulsen de su propiedad, pero esto es un robo descarado a la gante a la par que representa un problema en el sector financiero que puede tender ala explosión a corto plazo.
México debe crear nuevas medidas, nuevas regulaciones una banca social y que instituciones como INFONAVIT, FOVIIISTE funcionen con un beneficio a los trabajadores y no como empresas lucrativas. México debe por otro lado, cada vez más ir limitando sus relaciones comerciales con los Estados Unidos y acuerdos desventajosos como TLCAN y sumarse a propuestas novedosas de intercambio comercial con contenido social como el ALBA o sin llegan a tanto pero con muchas mejores condiciones que los acuerdos actuales el MERCOSUR. Debemos apostar por un nuevo modelo, por un Socialismo del Siglo XXI, hoy queda más claro que nunca que el modelo neoliberal está agotado, desgraciadamente el aprendizaje costará el dolor y sufrimiento de millones de seres humanos, pero queda claro que, la frase “Socialismo o Barbarie” está vigente como tarea pendiente en la agenda social mundial.

Sobre el problema de la inseguridad en México.

En las últimas fechas se viene discutiendo a profundidad e problema de la inseguridad en México. A partir del secuestro y asesinato del joven Fernando Martí, pasando por los miles de muertos producto de la guerra entre cárteles de la droga y de éstos contra el gobierno, con la marcha “iluminemos México” y hasta llegar a los atentados narcoterroristas de Michoacán, el tema principal en los medios de comunicación masiva ha sido el de la violencia y la inseguridad.
No es para menos en un país en donde en el último año ha habido más asesinatos con violencia que en Irak. En este sentido toma principal relevancia la discusión de cuál debe ser el papel de la sociedad y cuáles las formas del combate a la violencia y la inseguridad.
Para poder resolver un problema de fondo hay que atacar la raíz del problema. En nuestro país se vive una violencia de Estado permanente en contra de toda la población a partir de medidas económicas que provocan que un alto porcentaje de la población mexicana viva en pobreza o pobreza extrema. Una de las mayores inseguridades que enfrenta la población es la inseguridad en el empleo, la ausencia de garantías de subsistencia que permitan aspirar a una vida digna.
En este escenario, según cifras del propio Secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, aproximadamente la mitad de la población económicamente activa se dedica al comercio informal. Más de 400 000 se calcula que cruzan las fronteras año con año para emigrar a los Estados Unidos en busca de una vida mejor. A esto habría que sumar que cada uno de ellos deja familias que van dependiendo poco a poco del envío de remesas como forma principal de subsistencia.
Partiendo de todo lo anterior es como podemos entender las causas fundamentales del auge de la delincuencia, sumando un gobierno profundamente corrupto que en muchos casos es aliado de las bandas delictivas que debería combatir. Es importante que no se piense que este artículo pretende hace la apología, ni siquiera la justificación de la delincuencia, pero insisto en que si un médico no diagnostica correctamente aquello que produce una enfermedad se ve incapacitado para curarla, por tanto es indispensable que entendamos bien las causas de la delincuencia en México si aspiramos a resolver realmente el problema.
¿Cuántos campesinos honestos han tenido que convertir sembradíos de maíz en terrenos para el cultivo de sustancias prohibidas? No sabes si el gobierno cuente con esa estadística pero tenemos la certeza de que son demasiados. Hoy en día cultivar alimento, ante la falta de políticas agropecuarias y con la firma de acuerdos multinacionales desventajosos, es un camino directo a la miseria, salvo en el caso de las grandes industrias transnacionales o caciques locales que tienen una infraestructura que les permite competir y evitar el coyotaje.
Si hoy en día un campesino cuenta con malas paga, si año con año sus cosechas dejan pérdidas económicas y de pronto aparece un narcotraficante que le ofrece ganancias a partir del cultivo de nuevo tipo de “plantas”, ¿cuál es la salida del campesino?, mantener la honestidad y morir de hambre o ser parte de un problema que hoy sale del control del Estado.
¿Qué hombre comete como primer delito un secuestro? No sé si alguno, pero de haberlos deben de ser muy pocos, la intromisión de un ser humano en el mundo delictivo es gradual y degenerativa, generalmente se inicia con delitos menores, ¿en cuántos de ellos la motivación es el hambre y la ausencia de empleos bien remunerados y formas decorosas de ganarse la vida? Probablemente en la mayoría. En muchos casos, familias de escasos recursos en donde ambos padres deben trabajar y aún así no tienen alternativas de desarrollo familiar, en donde los hijos crecen solos, al amparo de las calles y en ellas aprenden a subsistir… como sea. Generalmente se comete un primer delito menor y se va degenerando, o se cae en la cárcel que lejos de ser Centros de Readaptación Social, son universidades del delito en donde o se participa o no se sobrevive. Quien quiera sobrevivir adentro de una cárcel tiene que pagar o “rifarse el físico”. La mayoría de los que caen por delitos inducidos por la miseria, obviamente no tienen para pagar, así que solo queda…
Una vez adentro los contactos se desarrollan, las relaciones crecen, se aprenden nuevos delitos y trucos para no ser detenidos con tanta facilidad. Se gestan planes, a veces incluso se instrumentan desde adentro, y al salir, el joven que robo un retrovisor de un automóvil está listo para asaltar un banco, para secuestrar, para asesinar. De poco sirve a los que intentan tomar otro camino, conseguir un empleo antes de estar en la cárcel era casi imposible, al salir, la cosa es aún más complicada.
¿Es que sólo los pobres delinquen? Claro que no, muchos de los mayores delincuentes no tienen la necesidad económica como sustento, pero también encuentran sus raíces en la estructura social en que vivimos, donde todo tiene un precio, donde todo es una mercancía y donde los límites a la ambición material son mero conformismo. Donde incluso su acumulación “legal” de riqueza es un robo a sus trabajadores que si bien está protegido por la ley, cuenta con una profunda carga de inmoralidad.
Estos delincuentes son producto de la cultura de la impunidad, del aprendizaje sistemático de que “con dinero baila el poli (perdón, creo que originalmente era el perro)”, ellos de sobra saben que si son sorprendidos en la comisión de un delito difícilmente pisarán una cárcel mientras tengan para pagar su inocencia, y hay tantos momentos que se los permiten que difícilmente falla. Primero al momento de la detención, con policías mal pagados, peor adestrados y pesimamente elegidos, los cuales ya ven el pago por la libertad como los honorarios propios de su labor. En caso de encontrar algún policía no corrupto, o no tener dinero en el momento de la detención, siempre estará el buen amigo Ministerio Público, quien puede no ver pruebas si un buen billete le tapa los ojos. Posteriormente, si lo anterior no ha resultado esta el señor juez, los grandes abogados especialistas en sacar de la cárcel a culpables con dinero, las apelaciones, y en el muy improbable caso de que lo anterior no resultara, adentro de las cárceles mexicanas también sigue operando el mundo del dinero. Es inimaginable que quien lo tenga “haga fajina” o “coma rancho”. Para quien tiene dinero, adentro de la cárcel se pueden comprar protección y privilegios y si bien se puede extrañar la libertad, para ellos la cárcel son unas vacaciones con todos los servicios incluidos.
¿Por qué hoy en día alguien secuestra, viola y mutila a otro ser humano? Principalmente porque alguien le ha enseñado que en este mundo todo tiene un precio, la vida y la dignidad humana incluidas, y que en las negociaciones todo se vale, hasta la mutilación de un miembro. También porque hay una increíble desigualdad social, en donde existen personas que pueden pagar millones por un rescate mientras otros mueren por no tener $50 para comer. Son las crudas leyes del mercado, el mercado voraz y salvaje, la oferta y la demanda. Si hay quien puede pagar millones por la libertad y la vida humana, entonces la libertad y la vida humana son un buen negocio.
¿Es inmoral el secuestro, el robo, la violencia, el narcotráfico, la delincuencia en si? Si, pero, amigo lector, ¿es menos inmoral un sistema económico con millones de mexicanos en pobreza y pobreza extrema? Sito a continuación al comandante Fidel Castro Ruz, cuando en su histórica defensa conocida como “la Historia me absolverá” al caer preso en manos de la dictadura de Batista afirmó: “De tanta miseria sólo es posible liberarse con la muerte; y a eso sí los ayuda el Estado: a morir. El noventa por ciento de los niños del campo está devorado por parásitos que se les filtran desde la tierra por las uñas de los pies descalzos. La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor, y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón para el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios”.
Hoy en día, los grandes empresarios viven alarmados ante los secuestros, pero ¿no es esa la sociedad que ellos crearon?, ¿no son cómplices de ellos al menos por su indiferencia, por su voracidad, por crear un mundo de esta naturaleza?
Del narcotráfico será importante hablar en un artículo específico, solo cabe mencionar a grandes rasgos que el Estado es parte de este negocio, y que la derrama económica que produce es parte de lo que permite paliar la terrible condición económica de nuestro pueblo. Sexenio tras sexenio el Estado elige a su “banda oficial de narcotraficantes” y se alía como vil sicario para quitar del camino a los competidores, de nuevo las leyes del mercado. Este gobierno, no queda duda si se hace un análisis riguroso de su actuación, es amigo del Chapo.
Si se quiere terminar de fondo con el problema, la respuesta es clara, despenalización y regulación del consumo. Pero entre sus socios en los cárteles, el gobierno de los Estados Unidos y los cárteles socios de este último, tienen claro que se les cae el negocio y que no conviene, así que, ¿qué son unos cuantos muertos?… para el gobierno, nada.
Si se quiere combatir la delincuencia se deben combatir sus causas sociales. Basta analizar la incidencia delictiva en Cuba por ejemplo, o su tasa de secuestros o de narcotráfico para entender que un país que ha combatido las causas sociales de la delincuencia, las condiciones endógenas que la generan, logra casi erradicarla, pues cuando todos tienen garantizadas por el Estado las condiciones que les permiten tener una vida digna, alimentación, salud, educación, vivienda, etc. no están dispuestos a arriesgarlas por las pingües ganancias que les garantizaría el mundo delictivo, aún a pesar de las grandes carencias que en esta enorme nación provoca el criminal bloqueo estadounidense.